Tus defectos…¿según quién?.
Tus defectos son relativos. El medio en el que nos movemos, nuestra educación e incluso nuestra familia, desde que nacemos nos han formado un concepto de lo que es la belleza y no sabemos quién es el que define qué es un defecto y qué no lo es.
La palabra «defecto» la pongo así, entre comillas por una sencilla razón. No tenemos la menor idea de quién fue el que decidió que eso que tenemos es un defecto y no una virtud. Pienso que es una cuestión de contexto.
Existen muchos rasgos físicos que para nosotros son espantosos y en otras culturas son rasgos de belleza. No somos nadie para calificarlos como defectos, o como virtudes.
También existen los «defectos de personalidad”, que son esas conductas “aceptables” por la sociedad. Lo curioso es que es esa misma sociedad la que determina cuáles son esos «estándares de conducta».
No confundamos estos rasgos de personalidad con malos hábitos. Buena parte de estos hábitos, al final del día se pueden corregir. El chiste es estar conscientes de ellos y de cómo nos afectan y afectan a los demás.
Al final, todas estas “características», nos convierten en quiénes somos, únicos y diferentes a todos los demás. Esto es algo que debería llenarnos de orgullo.
Quisiera darles algunos ejemplos de aquellos defectos de los que hay que enamorarnos y aprovecharlos. No quiero herir susceptibilidades, por lo que voy a hablar de algunos «defectos» que tengo yo y lo que he hecho para aprovecharlos:
1.- Cuando no te queda de otra que ser «bello por dentro».
1.- Para empezar, los que no nacimos muy «agraciados» físicamente, no nos queda de otra que prepararnos para volvernos “simpáticos” y cuando envejecemos, volvernos “interesantes». En otras palabras, nos tenemos que hacer «cirugía estética», pero mejor nos la hacemos por dentro.
Afortunadamente «Dios no castiga dos veces» y por lo general, sin haces feo, eres medianamente inteligente. El chiste es leer, prepararte y convertirte en alguien «con sustancia».
2.- «Pocos pelos…pero bien peinados».
Poco después de haber cumplido 30 años, ya contaba con una frente bastante «amplia» y con tremendo boquete sin pelo en la parte de atrás de mi cabellera. Es por eso que desde hace muchos años, decidí afeitarme la cabeza, con lo que terminé con el problema de las canas y con el de la calvicie de un solo plumazo.
3.- «No sé ni dónde tengo la cabeza».
Soy una de las personas más despistadas que conozco. Prueba de ello es que en las fotos de momentos importantes en mi vida, casi siempre salgo volteando para otro lado. A esto hay que sumarle que soy muy desordenado, por lo que constantemente pierdo llaves, cartera, documentos…lo que se les ocurra.
Sin embargo, al ser tan despistado mis ideas suelen ser bastante más libres y por fortuna tengo la habilidad de ver las cosas desde otra perspectiva y esto es muy útil cuando te dedicas al trabajo creativo.
4.-«No puedo usar pluma fuente»
Afortunadamente, hoy ya no es un tema, pero uno de los «defectos culturales» más comunes era el ser zurdo y yo soy rabiosamente zurdo, al grado de que veo mejor con el ojo izquierdo que con el derecho.
Esto era todo un tema en la escuela, desde el hecho de que los pupitres tienen la «paleta» del lado derecho, hasta el hecho de que no podemos usar una pluma fuente porque nuestra mano pasa por encima de la tinta fresca y se hace un batidero espantoso.
Y no olvidemos las tijeras, las manoplas de béisbol, las cuerdas de la guitarra, las bancas de la escuela, el teclado de un piano, los palos de golf y cualquier mouse “ergonómico” para computadora, todos están diseñados para «diestros» y no nos queda de otra mas que aprender a usarlos.
Esto nos ha obligado a ser mas hábiles con ambas manos y estoy seguro de que al usar nuestra mano derecha, los zurdos somos más “diestros”…que cualquier diestro.
En fin, dentro del largo listado de mis “defectos”, soy feo, calvo, medio cegato y zurdo…y me siento muy afortunado de poder aprovecharlos.
Los invito a aprovechar sus defectos. Todo es cuestión de verlos, como oportunidades de cambiar nuestro entorno. Les aseguro que en la medida en que se enamoren de sus defectos, ayudarán a los demás a enamorarse de los suyos.